El verano no sólo trae consigo calor, diversión y buenos momentos, sino que también y lamentablemente, algunas enfermedades que se han vuelto muy comunes y que por lo mismo pueden resultar muy fáciles de prevenir. Deshidratación, conjuntivitis, insolación, otitis, picaduras de insectos, son algunas de ellas y acá te entregamos de manos de expertos, los mejores consejos y cuidados para estar alertas.
Según el pediatra de la Clínica Red Salud, Eduardo Jerez, para prevenir las picaduras de insectos, es recomendable usar insecticidas, dispositivos enchufados y repelentes, así como también llevar siempre una crema con antihistamínicos. Pero ojo, si ya existen antecedentes de alergias por estas picaduras, entonces debes consultar a tu médico para conocer las indicaciones apropiadas.
La deshidratación puede aparecer sin previo aviso, cuando los pequeños pasan largos períodos de tiempo al sol, ¿cómo lo evitamos? Dándoles líquidos no azucarados (agua) idealmente 1 a 2 litros para mayores de 4 años. Para niños en período de lactancia, no es necesario administrar más agua, aunque tampoco está contraindicado.
La exposición al agua de piscinas con poca mantención, puede provocar malestar, ojos rojos, secreción ocular y prurito (picor, ganas de rascarse), síntomas de una conjuntivitis muy molesta y que se puede prevenir, sobre todo para aquellos niños con hipersensibilidad al cloro, usando lentes para nadar.
La otitis puede convertirse en un gran problema en verano. Pues a diferencia de la que se produce en invierno, proviene del oído externo y se produce por el ingreso de agua y/o microorganismos, a través del conducto auditivo durante el baño y más aún cuando los niños sumergen la cabeza bajo el agua. Aquí es ideal usar tapones de oídos, así como también secarlos muy bien cuando ya se sale definitivamente del agua.
Lo más importante es no olvidar el protector solar, el cual debe ser aplicado diariamente aunque no se esté expuesto al sol todo el día. Para los menores de 6 meses, esto no es recomendable por lo que no deberían pasar tiempo bajo el sol sin un paraguas, sombrilla, o quitasol que los proteja. El protector solar debe ser superior a los 30 FPS, resistente al agua, e idealmente con dióxido de titanio.
Y para estar siempre preparados, los expertos recomiendan al momento de salir de vacaciones, preparar un botiquín que contenga, entre otras cosas, lo siguiente: